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"En los días de Einstein, si usted intentaba decir que la luz estaba hecha de partículas, se encontraba en desacuerdo con el físico James Clerk Maxwell. Nadie quería hacer eso", dice Galison. Las ecuaciones de Maxwell eran enormemente satisfactorias, unificaban la física de la electricidad, el magnetismo y la óptica. Maxwell había probado más allá de ninguna duda que la luz era una onda electromagnética. Maxwell era una figura de autoridad.
A Einstein no le importaba un higo la autoridad.
Él no se resistía a que le dijeran lo que tenía que hacer, no mucho, pero odiaba que le dijeran cual era la verdad.
Incluso de niño estaba constantemente dudando y haciéndose preguntas. "Su sola presencia aquí socava el respeto de la clase hacia mi", le riñó su profesor de séptimo grado, el Dr. Joseph Degenhart. (Degenhart también predijo que Einstein "no llegaría a nada en la vida").
Este defecto del carácter llegaría a ser un ingrediente clave en los descubrimientos de Einstein.
Ver la imagen superior izquierda: El Diploma de bachillerato de Einstein. Contrario a la leyenda popular, a Albert le fue bien en la escuela.
"En 1905", comenta Galison, "Einstein acababa de recibir su Doctorado en Física. No estaba en deuda con ningún director de tesis o alguna otra figura de autoridad". Consecuentemente, su mente era libre para discurrir.
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